Pablo Herreros: si no hubiera sido yo...

El asesinato de Marta del Castillo ocurrido en el 2009 sigue siendo un hecho que se mantiene presente en toda España. Han pasado casi 4 años y sus asesinos, que para el momento eran menores de edad no han querido divulgar el lugar donde se encuentra el cuerpo de la joven sevillana. Es un caso que se mantiene vigente y que se siguen dando muestra de apoyo a la familia de la víctima.

Sin embargo, hay otros que se han aprovechado de este evento para sacar del morbo, más morbo. El año pasado en el canal Telecinco (España) presentaban una entrevista a la mamá de uno de los implicados en la muerte  apodado El Cuco a quien la cadena de televisión le pagó 10.000 por conceder la exclusiva. Esta polémica entrevista se realizó a través del programa La Noria, que para ese momento contaba con anunciantes de marcas nacionales e internacionales.

Luego de la transmisión de la entrevista, un bloguero desconocido para ese momento llamado Pablo Herreros, decidió iniciar una campaña contra el programa de televisión, solicitando a los anunciantes que retiraran la publicidad del mismo, y a los espectadores no consumir los productos que siguieran promocionándose. El efecto de la campaña no se hizo esperar y empresas como: Campofrío, Puleva y President, Panrico, Bayer, Bimbo, Nestlé, Queso Milner, Banco Sabadell, Vodafone, Hero Baby, Fontaneda, Mercedes Benz quitaron sus pautas de este programa, y al poco tiempo salió del aire. Ahora, esta semana, la televisora acusa en un tribunal a Pablo Herreros de perder 3.7 millones y 3 años de cárcel para el bloguero. ¡Qué locura!

Mientras leía el post de este bloguero en respuesta a la demanda de Telecinco hace unos días, me preguntaba hasta qué punto nuestra televisión venezolana y las marcas están pasando por el mismo conflicto ético que tanto daño hacen (algunas). No es sobre de canales de televisión con fuerte inclinación política, me refiero a supuestos programas de opinión y de entrenamiento que siembran antivalores en los venezolanos ¿Es qué acaso no tenemos el derecho de decirle aquella marca que consumimos o aquel programa de televisión que vemos, que está sirviendo como diría Herreros "para financiar conductas impropias de una
sociedad civilizada"?

No podemos pretender que estos programas, como el mencionado y otros que vemos en la televisión venezolana e inclusive por cable, hagan creer que merece la pena "ser portador" de cosas que van en contra de los derechos naturales e inclusive de la ley venezolana. Esto no es un manifiesto contra los anunciantes,
pero sí un mensaje directo, por la goma, que no solo como consumidores / televidentes con cambiar el canal con el control o bloquear algunos canales el problema está solucionado. Demos un paso hacia adelante. Hagamos que valga la pena ver una televisión de altura.

Cierro con unas palabras de Pablo Herreros haciendo mención sobre lo que le llevó a escribir este famoso post: "Si no hubiera sido yo, habría sido cualquier otra persona quien plantease que no podemos vivir en una sociedad en la que los criminales se enriquecen en TV a costa de su crimen. Vivimos en una sociedad de consumo, sí; pero ni las empresas ni las televisiones pueden rebasar la barrera nauseabunda de que por actuar sin principios ganen más dinero que por hacerlo dentro de la normalidad. Por encima de todo están los principios. Y ninguna compañía puede aspirar a vivir en la era de la web social y ganar dinero de esa sociedad si quiebra los más elementales principios básicos"

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